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Campaña prevención 2020

Gracias a un convenio con los Voluntarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hemos podido diseñar diferentes infografías y estrategias de prevención para poder detectar el cáncer infantil en etapas tempranas y disminuir las tasas de mortalidad por esta causa. 

¿Cómo sirven los recursos generados?
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En México, cada cuatro horas muere un niño por cáncer y se estima que al año se registran más de cinco mil nuevos casos. El cáncer es la primera causa de mortalidad infantil en el país, según cifras de la Secretaría de Salud.


Los niños y adolescentes de 0 a 19 años de edad, presentan los tipos más comunes de cáncer que son las leucemias, tumores del cerebro y del sistema nervioso central así como los linfomas. La pobreza y la mala nutrición en los niños, son factores determinantes del cáncer infantil en México. 


La capacidad para curar a un niño con cáncer depende, en primer término, del nivel económico de su familia. Después, del tipo de tumor y de su avance. Así ocurre porque entre 70% y 80% de los pacientes presentan desnutrición al momento del diagnóstico, las defensas están bajas, los órganos trabajan a marchas forzadas Mientras tanto, el cáncer carcome al niño. (Armando Martínez. (2002) Jefe de Oncología: Hospital Federico Gómez)
 

En la Ciudad de México hay dos hospitales equipados para atender el cáncer infantil: el Federico Gómez y el Instituto Nacional de Pediatría. Otros centros cuentan con medicamentos pero no tienen especialistas, oncólogos pediatras. Los pacientes atendidos en consulta externa deben cubrir casi por completo el costo de su tratamiento y la mayoría no tiene recursos para hacerlo.


Por este motivo, gran parte de los pacientes viajan del interior del país y el tratamiento los obliga a abandonar la familia y trabajo. En ocasiones no lo resisten e interrumpen o dejan el tratamiento. Es por ello que la prevención del cáncer deriva de las acciones que tomemos para reducir las posibilidades de desarrollo de esta enfermedad, con lo cual el número de casos nuevos en la población se vería reducido, a la vez que el número de muertes asociadas a este padecimiento y todas las implicaciones sociales y económicas que de ello derivan disminuirían o se evitarían. (Cristina Cortinas. (2012). Cáncer: herencia y ambiente. México: Fondo de Cultura Económica.)

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